
Ante los acontecimientos vividos durante esta semana en el entrenamiento de los chavales, como padre quiero expresar mi rechazo a la actitud por parte del entrenador.
Estamos hablando de niños a los que hay que ir domando y sobre los que hay que ser firmes, marcando los límites de lo que está permitido y de lo que no, pero la responsabilidad sobre ellos radica en el entrenador desde el momento en que acceden al entrenamiento hasta que finaliza y son recogidos por los padres.
Nos tomaremos esto como una anécdota, pero las cosas claras. ¿Vale?
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